lunes, 28 de octubre de 2013

Sweet Jane and the Satellites of Love


El efecto de la muerte del gran Lou me ha hecho escuchar incansablemente dos canciones en bucle permanente desde ayer a estas horas: Sweet Jane y Satellite of Love. El caso es que me he puesto a pensar que, si algún día tuviera una banda de rock y renunciara a la carrera como abogado, consultor, banquero u otras profesiones encorbatadas que se me viene encima en un futuro no muy lejano, sería cojonudo ponerle de nombre al grupo el título de alguna de estas dos canciones. "¡Esta noche tocan en las Ventas los Satellites of Love!". "¡El otro día me tajé viendo a los Sweet Jane!". O incluso, ya que los nombres son de por sí un poco moñas o melosos, conseguir una vocalista femenina, ser la banda española de soul definitiva y juntar los dos nombres: Sweet Jane and the Satellites of Love. Anda que no molaría.

He disfrutado mucho el rato que he pasado en el metro pensando en estas cosas. Cualquiera me dirá "Edu, ¿pero tú no tienes ya una banda?". No sé si se puede llamar tal a tres tíos que ensayan con una guitarra acústica y dos españolas un par de versiones de Leiva y, desde que pude imponer mis gustos más radicales, alguna de Quique González. Si algún día fuimos una banda, que puede que lo fuéramos, nuestro gran momento fue una noche primaveral de Barajas bajo el nombre de PlanSónico. Que Lucas y José me perdonen, pero habría molado mucho más que esa noche en la sala Level tocaran los Sweet Jane.

En Alta Fidelidad, Barry (Jack Black en la peli) pone un anuncio en la tienda para venderse como vocalista, y se acaba uniendo a la banda de un heavy llamada Sonido de la Muerte (mucho mejor en la versión original: Sonic Death Monkey). Cuando Rob le deniega a Barry el permiso para tocar en la fiesta que está organizando, Barry concluye "¡Que les jodan! ¡Somos el puto Sonido de la Muerte!". Finalmente, la banda resulta no ser una burda versión callejera de Metallica, como Rob teme, sino una elegante banda de soul que versiona Let's get it on de Marvin Gaye y que, para esa noche, ha decidido cambiarse Sonido de la Muerte por Barry Jive y los Uptown Five. Una especie de Sweet Jane and the Satellites of Love. Todos los nombres ficticios de bandas que aparecen en Alta Fidelidad son geniales (no se me olvida el de los macarras adolescentes, que se hacen llamar "Robé la silla de ruedas de mi mamá"). 


En la música nunca ha importado mucho el nombre. Si uno se para a pensar, muchas bandas buenas tienen nombres bastante vacíos o incluso absurdos (Rolling Stones, Arctic Monkeys, Cream, The Band, The Doors, Los Trogloditas, Los Rodríguez...), a los que ellos han acabado confiriendo la entidad que tienen a través de su música. Mis nombres favoritos de bandas siempre han sido The Who (simple donde los haya), E-Street Band, Taxi Drivers, Creedence Clearwater Revival y, cómo no, Velvet Underground.

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Satellite's gone up to the skies
Things like that drive me out of my mind

I watched for a little while
I like to watch things on TV

Satellite of love
Satellite of love


1 comentario:

  1. Tienes mucha razón... puede haber nombres sugerentes y absurdos a la vez... lo que queda siempre es la música... Plansónico o González Band son igualmente buenos si les acompaña una buena canción tocada con una acústica y dos españolas, pero sobre todo si sientes la música desde lo más profundo de tu alma y la transmites de igual manera... Un abrazo hermano.

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