jueves, 13 de diciembre de 2012

Radio City



Hoy he vuelto a Radio City, uno de esos rincones de los que quedan pocos en Madrid. Sita en la Plaza de la Guardia de Corps, en la Malasaña occidental, Radio City es una de esas tiendas de rock-and-roll-actitud donde se respira música en vez de prisa, que es lo que se respira en las grandes superficies. La tienda, modesta donde las haya, cobija en sus 10 metros cuadrados un repertorio de discos que, de tan exquisito, desborda todo conocimiento musical que cualquier melómano hubiera anhelado nunca.

Iba yo a Radio City con la intención de liquidar los perentorios regalos de Navidad y para recoger un disco encargado que Spotify ya me ha vetado de tanto darle al play, por lo que ya iba siendo hora de hacerse con él. Se trata del Third / Sister Lovers de Big Star, la menos reconocida de las grandes bandas de la historia, al menos en un país de bisbales y sergioramos como el nuestro. Y con "grandes" hablo de las diez más grandes, perdonen la osadía, por entidad y por la grandísima influencia sobre bandas posteriores como REM, Jayhawks o Wilco (Kangaroo, de 1978, es la cosa más parecida a Wilco que yo conozca, y veinte años antes de Wilco). Big Star es el punto donde se conectan los sonidos de los Beatles, los Stones, la Velvet Underground y la Creedence, sintetizando en sus discos guitarrazos de rock clásico, country suave y hasta algún matiz de psicodelia experimental, con protagonismo siempre de la melodía, que tanto cultivó su líder y principal vocalista, el inconmensurable Alex Chilton. Big Star sacaron tres discos en los 70, antes de separarse para los siguientes lustros, #1 RecordRadio City (¡eh, como la tienda!) y el ya referido Third.  De Radio City, que pasa por ser uno de mis discos favoritos, es de lo que yo quería hablar. Es difícil encontrar mayor concentración de temazos en un disco, entre ellos varios de los mayores éxitos de la banda, como Back of a Car, Life is White, Way Out West o, über alles, September Gurls. Disco imprescindible Radio City, emblema del denominado power pop y seguramente uno de los mejores trabajos de la historia del rock.


Hago desde aquí un llamamiento a la humanidad para que haga apología de las tiendas de discos pequeñas -God save little shops-, por un mundo con una Radio City donde te puedas comprar el Radio City (sospecho que en El Corte Inglés nunca ha estado en stock). Tiendas con torres de vinilos apilados, como la de Rob en Alta Fidelidad, que luchan por sobrevivir a las demandas de la masa que llena los conciertos del Pablo Alborán ese. Tiendas en las que te pueda pasar lo que a mi hoy en Radio City: estar buceando en la colección de folk sesentero y que aparezca el maestro Andrés Calamaro, malasañero insigne del Plata, dispuesto a cogerte del brazo y agradecerte que le pidas una foto. Id a Radio City amigos, que por cierto se muda para año nuevo unos metros más allá, a la calle Conde Duque. Id a Radio City porque, mientras existan en Madrid tiendas así, la música tendrá un buen refugio donde resguardarse de la tormenta.

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Lo esconden de las luces y los focos,
lo mezclan con reclamos comerciales,
lo repudian como a un virus contagioso,
pero vuelve a perderse por los bares.

Pero no olvides, no traiciones
lo que siempre te ha hecho vivir.
No olvides, no traiciones
lo que llevas muy dentro de ti,
porque no muere jamás 
tu rock and roll actitud.

2 comentarios:

  1. efectivamenteysí, qué pena que queden tan pocos sitios como el Radio City

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    1. Una pena que queden pocos, sí.
      Gracias por tu comentario! Un saludo.

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