viernes, 23 de diciembre de 2011

2011, el rock sin rock


En Alta Fidelidad, Rob Fleming confiesa que su trabajo soñado habría sido ser periodista de la Rolling Stone entre el 76 y el 79, para conocer a los Clash, a los Pretenders y para ir a montones de conciertos. Por estas fechas navideñas, la revista publica sus listas de los mejores discos y canciones del año, tanto nacionales como internacionales. Si servidor, como Rob, hubiera sido periodista de la Rolling Stone habría tenido tiempo y medios para escuchar y criticar todos los discos publicados en este año funesto, pero como no lo soy tendré que limitarme a comentar lo poco que he podido escuchar. Leyendo la lista de los 20 mejores discos del año me di cuenta de que había 6 publicados por bandas de las que ni había oído hablar, y otros tantos de bandas que apenas conocía por su nombre. Del resto, predominan esos artistas que se hacen llamar independientes pero llenan La Riviera cinco noches seguidas. Ya va siendo hora de dejar de llamar independientes a esas bandas que, aparte de contar con la inestimable ayuda de Internet, tienen suculentos contratos con multinacionales y suenan en los 40 principales, pero siguen haciéndose llamar independientes, como si no les gustara vender discos ni tocar en salas grandes. El término independiente es ahora más un estilo, con ritmos a lo Blur, Strokes o Franz Ferdinand, pero no significa que el que lo interprete sea un muerto de hambre. Y con esto no digo que no me guste, como se verá debajo, es solo una cuestión terminológica. Pero estas bandas, si como algunas de ellas hacen un sonido clásico de rock y, además, llenan estadios, deberían perder el miedo a que les llamen estrellas de rock. De las 20 bandas de la lista, solo Extremoduro (por derecho), Marea (por analogía) y, a medias, Los Secretos (por pasado), serían capaces de reconocerse como bandas de rock. O quizás me equivoque, porque como he dicho antes apenas conozco a media lista.
Esto en el plano nacional, porque en el internacional me voy a tener que abstener de entrar en materia por total desconocimiento. Le tengo bastante manía a Foo Fighters, no he oído el nuevo de Arctic Monkeys, y en cuanto a Coldplay... pensé que tardarían más años en palmar, como palmaron U2. De los otros 17 discos de la lista solo me sonaba el del rancio de Noel Gallagher, que tampoco he oído.
La primera conclusión que he sacado es que, en este 2011, los grandes de siempre se han vendido, están viviendo de las rentas o, como Gary Moore, han pasado a mejor vida. Ya lo dijo Quique González, "nuestros ídolos estaban muertos o intentando volver a empezar".
De manera que me veo obligado a comentar lo que me ha parecido mejor (y peor) de este año en el suelo patrio. Vista la situación, las categorías son Discos, Canciones, Giras y Decepciones.

> Discos
1 · Cualquiera que haya echado un vistazo a las entradas anteriores de este blog sabrá que este año he descubierto una banda catalana que me ha sorprendido, Manel. El mejor disco español del año es, para mi gusto, 10 milles per veure una bona armadura. Es rock n' roll sin llegar a serlo realmente del todo, cantan en catalán y probablemente son del Barça, pero entonces ¿por qué Manel? Aquí la respuesta. Para no quedarme solo con mi favorito, two more for the road:
2 · El Fluido García, de Sidonie. Es psicodélico, suena a David Bowie, a T-Rex, a esas canciones en que los Beatles, colgados de LSD, se ponían a tocar el sitar con Ravi Shankar. Probablemente Sidonie haya encontrado su inspiración también en el LSD, y mientras siga saliéndoles así de bien, por mi que sigan haciéndolo. Sidonie, a pesar de ser minoritarios, es una banda que no renuncia a clasificarse como rockera, así que bravo por ellos.
3 · Y para acabar con los discos, aunque no he podido estudiármelo en profundidad, Material Defectuoso de Extremoduro no pinta nada mal. Le han cogido el gusto a las canciones de 8 minutos, sinfónicas y melódicas, y sin abandonar su estilo incorporan nuevos ritmos de otros estilos. Las letras, como siempre, bestiales e insuperables ("Deja que te diga nena que lo nuestro no es equitativo, todas las noches que estoy contigo tú eres quien come, yo soy comido" del Tango suicida).

> Canciones
En cuanto a temas concretos voy a hacer otro podio, y pido disculpas por repetir a dos de las bandas anteriores en este apartado, pero el material es el que hay:
1 · Puta vida, de Supersubmarina. Esta banda ha sido, junto a Manel, mi otro gran descubrimiento de este año. Son la banda joven, enérgica y guitarrera que necesitaba el rock español, indies, sí, pero ni tan moñas como Vetusta Morla ni tan electrónicos como Love of Lesbian. Esta canción es del EP que han publicado este año, Realimentación, donde también aparece otro tema que podría estar en esta lista, Kevin McAlister.
2 · El aullido, de Sidonie. Nunca pensé que una canción tan electrónica y con tantos sintetizadores llegara a gustarme tanto, pero El Aullido es sencillamente espectacular. Reitero la influencia del LSD en el último disco de Sidonie.
3 · Benvolgut, de Manel. Es una canción surrealista, aunque no tanto como las de Sidonie. Rápida y melódica, con una genial instrumentación. El vídeo, también surrealista.

> Giras
En esta campo gana el de siempre. Quique González, en su tour interminable, ha encadenado este año dos de las mejores giras que se le recuerdan. Por un lado, el final de la gira del Daiquiri Blues, con final apoteósico en las tres noches seguidas que llenó en el Florida Park de Madrid. Por otro, la gira Desbandados, acústica y con la sola compañía de Jacob al contrabajo. Porque este año no ha sacado disco, que si no este post iba a ser monotemático.
He ido a otros buenos conciertos este año, como el que regaló Loquillo en la Elipa, que volviendo a sus orígenes de barrio tocó en unas fiestas de barrio y se sintió más como siempre que nunca. Manel son impecables en directo y Ariel Rot me decepcionó mucho sin su guitarra eléctrica.
Mención especial para el primer y, hasta la fecha, último concierto de Plan Sónico en la Sala Level, con un repertorio propio de pop-rock potente y versiones de clásicos del rock en español y en inglés. Hasta aquí la autopromoción.

> Decepciones
Mi principal decepción ha sido la ausencia de grandes discos de los grandes artistas de siempre este año, pero les concederemos el beneficio de la duda y esperaremos que lo nuevo de Springsteen sea tan bueno como siempre.
Es cierto que no me esperaba mucho del último disco de Loquillo, Su nombre era el de todas las mujeres, con poemas de Luis Alberto de Cuenca, pero no que me aburriera tanto. A Loquillo se le perdona, siempre sabe volver, como los grandes.
En mi hambre mando yo, el último disco de Marea, no se puede decir que sea malo, pero es una continuación vacía del estilo de los anteriores. Con riffs y letras idénticas a sus otros discos, aquí ni siquiera cuentan con canciones que en Las aceras están llenas de piojos rompían con la tentación de la monotonía (Aceitunero, Petenera, Los mismos clavos, etc.). Los mismos recursos guitarreros de siempre y las mismas letras sobre poligoneros, putas y gitanos. Como sigan así no necesitaremos ni comprarnos los próximos discos, presumiblemente tratarán sobre jornaleros, telarañas y tractores verdes. Tienen una oportunidad de redimirse el día 30 en el Palacio de los Deportes. Allí estaremos.

En fin, acaba así este 2011, donde parece que la crisis ha trascendido hasta a la música, y los buenos grupos de siempre están desaparecidos mientras solo unos pocos intentan mantener izado el pabellón. Viene ahora un año para que el rock vuelva a encontrarse a sí mismo. Discos y giras de Springsteen, Serrat-Sabina, Rubén Pozo, Leiva, ¿Quique González? ¿Rolling Stones? Los grandes siempre dosifican, pero siempre vuelven.

PS: espero volver estos días por Billete de Vuelta para hablar algo más de este año que termina, pues no todo en el mundo es música. En cualquier caso, feliz Navidad al lector esporádico de estas líneas. Y gracias.
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Hip! Hip! Por los buenos tiempos
Hurra! Por lo que vendrá
Nuestros ídolos estaban muertos
O intentando volver a empezar

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